El diálogo en un guion ya escrito
Por Mauro Mattos, estudiante de economía

La consolidación del proceso privatizador y la trampa del «Diálogo Social»
Lunes por la mañana, comienza la cacería. Un regimiento de empleados armados con planillas, formularios y lapiceras se posiciona estratégicamente a lo largo de la avenida Gonzalo Ramírez, frente a las entradas de la Facultad de Ciencias Económicas y del Aulario Mártires Estudiantiles. Son miles los estudiantes que pasarán por allí esa jornada. La mayoría se disculpará y seguirá de largo; otros sellarán su futuro con una firma. Esta imagen se repite día tras día. Desesperadas por expandir su posición dentro del mercado —y de hacerse con las jugosas comisiones—, las Administradoras de Fondos de Ahorros Previsionales (AFAP) envían a sus empleados al acecho de jóvenes que probablemente no tengan tiempo ni ganas de decidir sobre el futuro de su jubilación en cinco minutos o que ni siquiera entienden del todo el papel que juegan estas empresas en el sistema. Estas prácticas, que rozan el hostigamiento, se suman a otras ya existentes como el intercambio de información y la venta de bases de datos, el acecho en los lugares de trabajo y la visita a domicilios sin ningún tipo de consentimiento (1). Es que a casi un año del plebiscito de la seguridad social, las AFAP se sienten intocables. Luego de que la reforma jubilatoria del anterior gobierno pasara por el parlamento, casi sin resistencia, —recordemos que desde el progresismo se tomó la decisión de asumir una «oposición responsable», claro, con el sistema financiero—, el sistema previsional multipilar parece haber llegado para quedarse. La reforma previsional de la derecha fue el broche de oro de un largo proceso de desmantelamiento y privatización del sistema solidario e intergeneracional, que comenzó en la última dictadura y que se profundizó con el paso de los gobiernos. Los únicos que alzaron la voz fueron las organizaciones del campo popular y la izquierda consecuente.
La historia demuestra que cada vez que se han pretendido toquetear «desde arriba» las condiciones de retiro, el pueblo se ha pronunciado. «Con la seguridad social no se juega» es, en palabras de Adolfo Bertoni, la respuesta del pueblo uruguayo cuando se imponen reformas de este calibre (2). Pero, a pesar de la resistencia opuesta, el proceso privatizador ha dado pasos agigantados. La ola neoliberal de la década de los 90 trajo el modelo previsional mixto, la primera gran ofensiva contra el sistema de reparto desde el Acto Institucional N° 9 en dictadura. Una verdadera campaña del miedo sacudió América Latina, resultado de las observaciones y recetas de organismos internacionales como el Banco Mundial, el BID y la OCDE. Se empezó a hablar de la insostenibilidad del sistema, de catástrofes absolutas, de las maravillas del modelo chileno —¿le recuerda a algo?—. El Banco Mundial directamente propuso a los países latinoamericanos un modelo de ahorro individual obligatorio y administración privada (3). Uno a uno, estos comenzaron a incorporar en sus sistemas, en mayor o menor medida, la capitalización individual. El Sistema Previsional Común no es más que la profundización del modelo vigente, del sistema instaurado en 1995 y protegido por la dirigencia política. No es solo el modelo de Saldain; es el de Pardo, el de Oddone, el de Vallcorba, el de Mieres, el del Banco Mundial, el del BID, el de la oligarquía financiera que tutela, somete y depreda a los pueblos.
El miércoles 16 de julio se instaló el «Diálogo Social» —con mayúscula—, una promesa de campaña del progresismo como alternativa «viable» y «prudente» al plebiscito que pretendía modificar el artículo 67 de la Constitución. Tal y como está diseñado, no es más que un burdo monólogo. La Coordinadora de Jubilados y Pensionistas (COJUPE) lo acusa de ser un pacto social basado en no tocar nada de lo verdaderamente trascendente (4). Ninguno de los tres puntos del «Sí» está sobre la mesa, dejando sin representación a quienes optaron por la papeleta más votada en octubre, la papeleta blanca. El menú que se le ofrece al pueblo parece contener únicamente dos opciones: la profundización en la privatización —la especialidad de la casa de los partidos tradicionales—, y la pantomima que el progresismo quiere hacer pasar como instancia de discusión y debate. No esperamos mucho de lo que resulte de este proceso, cuyo producto será entregado al Poder Ejecutivo en forma de documento. No es un diálogo, porque ya tiene definida su posición; y no es social, porque la participación del campo popular es ínfima en relación con las representaciones políticas y de gobierno. Solo hace falta ver como se desplazó del ámbito de la Comisión Ejecutiva a FUCVAM y a la FEUU, organizaciones que levantaron la bandera de los tres puntos, por una seguridad social pública, estatal, justa, solidaria y sin AFAP. Ante este panorama, lo único que le queda al pueblo es la movilización.
Notas
1) Para conocer más sobre este tipo de operaciones, recomendamos la carta abierta del MONDESS enviada a la legislatura 2025-2030. Se puede acceder a ella a través del siguiente artículo de Radio Centenario: https://radio36.com.uy/2025/02/20/mondess-envia-carta-al-parlamento-recordando-irregularidades-en-afap-y-repudiando-a-jimena-pardo/
(2) Bertoni, Adolfo. «Después del plebiscito». Asociación de Trabajadores de la Seguridad Social, 29 de julio de 2024, https://atss.org.uy/despues-del-plebiscito-adolfo-bertoni/
(3) Morales Ramírez, María Ascensión. (2021). Los grandes debates en torno a los sistemas de pensiones. Revista de la Facultad de Derecho, (52, Supl. spe), e309.
(4) Borges, José. (10 de julio de 2025). José Borges: «es necesario crecer en conciencia en la militancia de los sectores populares». Radio Centenario.